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Me hago eco de un artículo de la web www.infotiti.com que menciona la dificultad motora que conlleva la enfermedad del Parkinson y cómo la rigidez de las articulaciones impide la natural dinámica de la escritura. Como estrategia para ganar en legibilidad y controlar el gesto gráfico el enfermo tiende a reducir el tamaño de la escritura (micrografía).

El artículo recoge algunos consejos para que el enfermo escriba con mayor claridad y control:

  • Utilizar una empuñadura para el lápiz o el bolígrafo o usar uno de mayor grosor, así la mano está más relajada.
  • Escribir en papel a rayas, ya que permite tener una orientación para dar tamaño a la letra.
  • Realizar una pequeña pausa si sientes que tu mano comienza a estar rígida o cuando veas que la escritura comienza a estar más pequeña.
  • El estrés empeora la micrografía, así que evita escribir si te sientes bajo sus efectos.
  • Practica a menudo, puede ayudar.

Sabemos que esta rigidez muscular añadida a una dificultad progresiva de mantener la postura óptima y de controlar las extremidades, provoca no solamente los conocidos temblores, sino también:

  • El aplastamiento de las letras u óvalos.
  • El cambio en el tipo de cohesión adoptando una cohesión hiperligada para evitar levantamientos de útil.
  • Espasmos o descargas incontroladas de tinta.
  • Acerados, sacudidas y lanzados.
  • Angulosidades en óvalos.
  • Avance bloqueado.
  • Desproporciones entre las tres zonas.
  • Sinuosidad en la línea de base.
  • Variabilidad en la inclinación.
  • Simplificación de las formas.

Por todo ello y además de los consejos anteriormente citados sugiero:

  • Evitar un útil de punta superior a 0,7 para evitar cegados en el trazo.
  • Practicar en superficies grandes.
  • Probar con distintas posiciones.
  • Utilizar un papel de gramaje absorbente.
  • Reforzar el control manual con actividades como el recorte de papel de periódico.
  • Reseguir cuadernos de caligrafía.
  • Realizar ejercicios específicos de grafoterapia.

La escritura es una actividad especialmente sensible a cualquier tipo de alteración muscular o neurológica por lo que un deterioro escritural es siempre indicio de un deterioro cerebral; de hecho, el estudio grafológico de mi padre alertó que padecía Parkinson tres años antes del diagnóstico oficial. A él pertenecen estas muestras escriturales.