Twitter no deja de sorprenderme.
Se asemeja a las clases de educación infantil, en cuyas paredes o en los pasillos, las profesoras colocan, triunfalmente, los dibujos de sus queridísimos alumnos.
Niños de 3, 4 y 5 años que apenas saben escribir, pero que deben demostrar a sus papás cuánto están aprendiendo en el cole, que vale, lo que vale.
Esos dibujos, encabezados por el nombre, dicen mucho del estado de ánimo, de la socialización o del estrés del niño, y por eso considero que estos dibujos deberían formar parte de ese elenco de posibilidades de la PPDD. Ahí lo dejo.
Retomo twiter.
Hace poco un triunfante truitero nos regaló esto:
Es un claro ejemplo de apoyo excesivo logrado, no sólo por la presión que la mano ejerce sobre la superficie del papel, sino por el tipo de cohesión hiperligada que impide el levantamiento del útil escritural.
El apoyo es evidente porque puede detectarse fácilmente el trazado del anverso.
Pero hay más.
El papel es un documento pautado que permite mantener la línea de base recta, sin embargo las letras no siempre se apoyan y muchas de ellas ofrecen un aspecto saltarín.
Y en este momento resoplo, porque este tipo de movimiento compensa la rigidez que aporta un trazado de este tipo.
Seguimos avanzando.
La forma de modelo caligráfico, ha adoptado dos recursos que nos hablan de cordialidad, soltura y sensibilidad: los inflados en las hampas y óvalos redondeados.
Y vuelvo a resoplar.
Sin embargo esta escritura tan perfecta -como dirían algunos- esconde la fragilidad que denota el tamaño desproporcionado, la rigidez en la cohesión, la zona media desigual con tendencia a ser una escritura cilíndrica, los acerados, los acentos y las tildes tan marcadas…..
Y quizás sea cierto -me digo- que existen lobos con piel de cordero o personas máscara. Cualquier opción vale.