Alguna vez, después de entregar un informe grafológico el cliente me ha dicho en broma:
- ¿Eres bruja?
- No, simplemente una grafóloga.
La grafología se aprende y con los años se reaprende. En 1998 obtuve el título de Grafóloga Diplomada por la Societé Française de Graphologie https://www.graphologie.asso.fr/ y desde entonces sigo estudiando. Y es que cada escritura enseña algo nuevo.
Sin embargo las personas seguimos siendo las mismas que hace veinte años. La biología impone un ritmo de crecimiento en todos los aspectos y la madurez llega cuando llega. A veces maduramos a golpes, como quien toma un atajo, pero eso no es lo habitual. Las personas adultas conviven y se relacionan, luchan, pierden, ganan, aman y olvidan; tenemos inteligencia, libertad y voluntad, aunque las circunstancias personales y externas varían siempre. Somos individuos excepcionales y uniformados al mismo tiempo.
Los grafólogos sólo desvelamos las personalidades del sujeto: la real, la que le envuelve y la ideal.
Para ello contamos con el análisis riguroso y la interpretación acertada.
Tomo nota de las palabras de los profesores Robles-Vega en relación a las cualidades de un perito calígrafo, que sin ser un grafólogo, analiza también la escritura:
Gran receptividad
Capacidad de relación
La capacidad de síntesis
La observación objetiva
Como puede verse, para hacer un análisis escritural, no se necesitan ni pócimas mágicas ni hechizos a lo Harry Potter.