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Recientemente hemos trabajado en un caso de posible redacción de un documento escrito bajo coacción.

Este tema es muy delicado y el protocolo de análisis es muy claro.

Por un lado se analizan dos cuestiones fundamentales que ya hemos explicado en otros post:

  • La espontaneidad escritural.
  • La presencia de accidentes, alteraciones o anomalías en la trayectoria escritural y las posibles causas endógenas o exógenas (naturales o artificiales) modificadoras del grafismo.

Para ello es clave analizar la presión bajo microscopio, que es la mejor manera de detectar accidentes.

Una vez detectados esos accidentes que pudieran ser indicios de algún tipo de coacción, se pasan a analizar los géneros gráficos y los particularismos escriturales del documento.

El grafólogo siempre se pone en guardia cuando se encuentra con una escritura inhibida, constreñida, congestionada o contorsionada. Si alguna de estas especies gráficas califican la escritura, entonces hay que seguir con la investigación.

Viñals-Puente desarrollan este tema en su libro Grafología criminal -un libro que recomiendo muchísimo- cuando explican un caso de una persona que escribiendo contra su voluntad  refleja alteraciones emocionales; y estas alteraciones se reflejan en una escritura con estos rasgos:

“Desestructuración, descompensaciones, dimensionalidad cambiante en la zona media, inhibición en la zona inferior, apretujamientos y expansiones sin equilibrio, aparición de torsiones, brisados, cambios de sentido y orientación, filiformidades, trazos de presión desigual, orientación lineal desigual”.

 

También es conveniente analizar si el autor está sometido bajo algún tipo de estrés, angustia o ansiedad, extremos sobre los que también nos alertan los expertos,  A. Vels y Palmiro Viñas:

En el caso de la ansiedad: “Escritura descendente, inhibida, desigual de cohesión, inclinada o invertida, congestionada, vacilante, con frecuentes cambios de inclinación”.

En el caso de la angustia: “Escritura pequeña, inhibida, suspendida, espaciada, margen derecho acortado, margen izquierdo estrechándose, mayúsculas separadas, firma distanciada del texto y a la izquierda, barras de las t detrás del hampa, puntos caídos etc.”

En el caso de miedo paralizante: “Letras con temblores, numerosos retoques, brisado, escritura con torsiones, constreñida o atormentada, fragmentada, reenganchada, rígida, mal formada con gestos regresivos, zona media fluctuante, filiforme, inacaba, muy rápida, sacudida, escasa distancia entre palabras y líneas, condensada, óvalos aplastados, jambas aceradas, presión irregular, microscópica, arco estrechado, letras adosadas, inclinación vacilante, barras atrasadas, puntuación movida, finales largos y rectos en vocales a y e, anomalías en los márgenes.”

Si al analizar un documento se localizan estos indicios, el perito debe informar de que su autor no estaba en pleno uso de sus facultades volitivas y por tanto, su equilibrio emocional seguramente estuviera afectado así como el grado de libertad a la hora de redactar el documento.