Por esas cosas de la vida y el gusanillo insistente de seguir aprendiendo, hace un tiempo comencé a estudiar un curso de experto universitario sobre Profiling Criminal (https://www.techtitute.com), retomando y actualizando unos estudios que cursé en el año 2016.
Y, ¡ vaya si han cambiado las cosas desde entonces!.
O quizás no hayan cambiado tanto si no que, un conocimiento más maduro del ámbito de la Criminología me ha permitido conectar esta ciencia con la Grafología.
Y es que tienen en común los métodos científicos empleados para recopilar, clasificar y analizar la información.
El perfil criminológico puede desarrollarse a partir de dos enfoques principales: la lógica deductiva y la lógica inductiva.
La lógica deductiva analiza una serie de evidencias y patrones individuales empleando razonamientos lógicos.
Por otro lado, la lógica inductiva se basa en la generalización, probabilidad, estadística, predicciones y la creación de categorías o taxonomías. Es en este último punto donde coinciden ambas disciplinas.
En criminología, las características de los grupos prototípicos pueden servir como orientaciones o guías para buscar nuevas pistas y priorizar líneas de investigación y para ello, la creación de perfiles criminológicos inductivos implica una serie de pasos detallados:
- Recopilación de datos procedentes de bases de datos o de entrevistas a criminales, teniendo en cuenta que la muestra sea representativa y extensa.
- Creación de tipologías criminales (taxonomías) partiendo de la identificación de características comunes en las escenas del delito y del agresor y del uso de herramientas estadisticas que permiten desarrollar las tipologías.
- Comparación de información del caso con el fin de tratar de ubicar las caracteristicas del caso y del agresor dentro de una tipología o categoría.
Teniendo en cuenta estas premisas y retomando la grafología, la técnica inductiva también juega un papel central.
Cuando Crépieux Jamin desarrolló el método de grafología francesa (1929) partió de la base de que los rasgos de una escritura se pueden agrupar en siete géneros gráficos (dimensión, forma, inclinación, dirección, velocidad, trazo, continuidad).
Estas tipologías o taxonomías recogen características de la escritura que él distribuyó en 175 especies gráficas sobre las cuales el grafólogo puede analizar la escritura, identificar rasgos y agruparlos en síndromes que permitan inferir rasgos de la personalidad.
Al igual que en criminología, el perfilado inductivo en grafología puede ser cuestionado por su componente de intuición y por su dependencia de la experiencia del profesional. Por esta razón, es fundamental elaborar fichas técnicas detalladas que recojan datos concretos de la escritura, reflejando comportamientos y evidencias conductuales. Asimismo, la ética profesional exige rigor y conocimiento técnico y también honestidad para admitir las limitaciones del método y evitar afirmaciones excesivamente categóricas.
Sirva de conclusión que tanto en criminología como en grafología, la técnica inductiva basada en la taxonomía permite la creación de perfiles detallados y específicos. Esta técnica ayuda a la criminología a comprender comportamientos complejos y a realizar predicciones; sin embargo en grafología evitamos todo sesgo de predicción futura del comportamiento de la persona.