Rondaba la primavera de 1906.
Josep Puig i Cadafalch arquitecto miembro destacado de la Junta municipal de Museos y Bellas Artes de Barcelona realizó un viaje a Paris; durante su estancia y en nombre de dicha Junta se puso en contacto con varias entidades, sociedades y academias artísticas.
Durante el viaje mostró interés por algunas piezas arqueológicas para el Museo de Arqueología de Barcelona. Se puso en contacto con dos empresas de anticuarios.
(Abreviando…)
Las negociaciones de Carles Pirozzini, secretario del negociado de museos, se centraron con la empresa de Geladakis. A lo largo del mes de mayo y de junio la Junta mantuvo correspondencia con los señores J. Mikas, propietario de los vasos, y el Sr. Geladakis, el anticuario que tutelaba la transacción.
En el año 2010, el Museo de Arqueología de Barcelona con motivo de su 75 aniversario repasó aquella correspondencia.
La información era confusa y parecía que no existía coherencia entre algunas cartas a pesar de que los destinatarios y los firmantes de las cartas decían ser quienes eran.
Ante esta confusión los miembros de la Junta del Museo sospecharon que aquellas cartas firmadas por Geladakis y por Mikas las había escrito la misma persona.
Al margen de consideraciones relativas al francés, nos encargaron el análisis pericial caligráfico, y voilà, efectivamente, Geladakis había escrito algunas cartas, usurpando la personalidad de Mikas.
Finalmente la transacción se realizó dentro de la legalidad y podemos disfrutar de aquellas controvertidas piezas, un siglo después.