Recientemente he acudido a una exposición temporal que ofrece el MNAC sobre Turner.
Ya conoce el lector mi fijación por las firmas.
Ni una.
Sabemos que la firma corrobora la autoría de una obra, pero en Turner sucede lo que con Picasso, no hace falta.
Así, que me he detenido en los detalles.
Y quiero compartir el trazo rápido a lápiz que esboza un barco en medio de una nebulosa de acuarela.
El craquelado natural sostén de unos perros.
La transparencia de la pincelada que deja entrever la trama del soporte.
La locura del trazado.
La sombra sugerente.
El boceto de una multitud en El Carnaval
El arrepentimiento espontáneo, un trazo a medio hacer, inconcluso, pero no borrado, porque este trazo también es hijo de la genialidad del artista.
Y fíjese, lector, en la sala de al lado, había otra exposición.
Otras acuarelas.
Pero una vez uno ha disfrutado de la transparencia de Turner, las otras acuarelas….resultan un pasatiempo infantil.
Y si no, compare.