La RAE define disfraz de la siguiente manera:
Artificio o vestimenta con que alguien cambia o modifica su aspecto o condición para no ser reconocido
Medio que se emplea para ocultar o disimular una cosa generalmente negativa.
En Documentoscopia empleamos este concepto para definir dos supuestos:
– Desde el punto de vista de la lingüística forense al analizar un supuesto de plagio: en este caso, nos referimos a disfraz cuando el plagiador toma un texto ajeno y lo modifica cambiando, eliminando o incluyendo palabras irrelevantes, de forma que el texto parece distinto, pero en esencia, es el mismo.
– Desde el punto de vista de la pericial caligráfica al analizar un documento anónimo del cual sospechamos su autoría; a veces el documento dubitado, véase por ejemplo un texto amenazante está realizado con la mano no habitual, con mayúsculas o cambiando el modelo caligráfico.
Este es el caso que comentamos a continuación, del que no puedo mostrar la escritura por un tema de confidencialidad.
Imagínense:
Un directivo de una empresa recibe varias amenazas y por el contenido se sospecha de una trabajadora.
Las amenazas son a la antigua usanza: manuscritas y una letra mayúscula acompañada de algún dibujo muy explícito (arma punzante)
En la actualidad escribimos poco a mano, por lo que la búsqueda de un documento manuscrito para el cotejo escritural podía complicarse, pero finalmente se localizaron algunas muestras.
A pesar de que la redacción de documento dubitado era breve y en mayúsculas, se detectó un rasgo idéntico con los documentos indubitados.
Fíjense en esta secuencia de letras H:
Una letra pertenece al documento dubitado y las otras dos a los indubitados: el arranque del palote transversal es idéntico, siendo el tamaño de las letras dispar.
Este elemento es un particularismo clarísimo de esta escritura y por eso los particularismos gráficos tienen un valor identificador muy importante.
Este gesto llamó la atención al perito y le sirvió para seguir la línea de investigación y corroborar la autoría sospechosa.