La vida nos ha cambiado a todos y en todas las circunstancias.
Hemos cambiado nuestra manera de movernos, trabajar, hacer deporte, de relacionarnos, de vivir, pero también de testar y de morir, muy lamentablemente; en ocasiones no es conveniente ni que el paciente acuda a una notaría o ni que el notario se desplace a un domicilio o a un hospital para dejar constancia de las ultimas voluntades de una persona; de ahí que se redacten documentos manuscritos en el que se detallan las disposiciones finales de una persona.
Las dudas acerca de la validez y fiabilidad del documento las plantean habitualmente quienes se han visto perjudicados por su contenido, o porque les llama la atención algún detalle o sencillamente porque observan un comportamiento extraño en la escritura habitual de su familiar.
Al margen de las consideraciones formales que pueden dar mayor validez o no al documento, el perito calígrafo interviene en estos casos, no sólo para comprobar si el testador/firmante es realmente su autor, sino las condiciones en las que se encontraba esa persona a la hora de escribir el testamento ológrafo..
El perito aborda los posibles casos de manipulación fraudulenta o no de un documento y dirige su análisis a:
- Comprobar si la escritura, firma y rúbrica son auténticas o falsas
- Valorar factores endógenos del testador (enfermedad, medicación, estado emocional y estado físico en general) y factores exógenos (posición, útil, soporte)
- Tener en cuenta si el texto es fruto de una redacción o es de ejecución libre.
- Valorar si el documento ha sido redactado bajo presión o coacción ya se parcial o totalmente.
- Valorar si el testador ha intentado desfigurar su propia escritura
- Valorar si el documento ha sido resultado de la mano guiada, es decir, a petición propia el testador solicita a un tercero que le ayude a escribir.
Sobre este supuesto, los profesores Miguel Ángel Robles y Antonio Vega en su libro Grafoscopia y Pericial Caligráfica Forense detallan cuatro casos :
- Mano pasiva: la mano inerte del autor permite que se refleje la personalidad escritural del guía.
- Mano dificultosa: el autor intenta colaborar en la redacción, pero su intervención es mínima por lo que la personalidad gráfica del guía será la dominante.
- Mano asistida: el autor intenta colaborar en la redacción, y se produce una convivencia de elementos gráficos del guía y del testador.
- Mano colocada: el testador puede escribir pero al carecer de visión necesita que le coloquen o enderecen la mano, de ahí que se produzcan irregularidades en el encuadre o morfología de algunas grafías.