Nuestra escritura cambia, cambia según el día, según nuestras ganas de escribir, según el contenido de lo que redactamos, según el útil que empleamos etc.
Muchas veces depende del papel-soporte que empleamos.
En un post-it, por ejemplo, nuestra escritura es pequeña y en una cartulina el tamaño se amplifica, de ahí que el estudio del tamaño y sus valoraciones psicológicas, se realice en documentos de tamaño parecido, habitualmente, documentos redactados en una hoja de papel.
Así, podemos considerar una escritura más o menos pequeña, en función de si la zona media mide más o menos de 2,5 mm (la zona media, es la zona central, sin contar las prolongaciones superiores e inferiores -hampas/cretas o jambas/pie-).
El tamaño de la escritura está relacionado con el nivel de autoconfianza, el sentido de la economía, la necesidad de ser visto o valorado, el nivel de extraversión o de introversión, los temores, la timidez, el sentido del detalle, de la técnica o el análisis, el nivel de sociabilidad, la falta modestia o el orgullo, la independencia, la afectuosidad, la charlatanería o el silencio en las conversaciones etc.
Habitualmente el gesto gráfico en los niños que aprenden a escribir es grande, porque no existe dominio gráfico y les es más fácil escribir de esta manera; a medida que la destreza es mayor, el niño suele empequeñecer la escritura.
Si se analiza la letra de un niño entre 7 y 10 años hay que conocer la escritura del profesor/a, porque el tamaño va a depender de cómo escriba el maestro, porque sin duda, a esta edad, hay una fuerza mimética asombrosa.
En la adolescencia el gesto se empequeñece, especialmente en los chicos. Esta reducción del gesto denota introversión, construcción de personalidad, timidez, ensimismamiento, capacidad técnica, necesidad de ir a lo esencial, desprendimiento de aspectos más infantiles, madurez etc.
Las chicas tienden mucho al mimetismo grupal en aspectos formales, asumiendo la mayoría de las veces una escritura parecida, como la llamada “tipo bola” y que dada su construcción requiere un tamaño de medio a grande.
En la adolescencia los elementos gráficos son siempre transitorios, por eso es importante ver qué nuevos elementos están incorporando a su educación caligráfica y hacia dónde evolucionan.
Cualquier cambio significativo siempre constituye un buen indicativo de que está pasando algo.