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La primera impresión puede darnos la clave en el estudio de autenticidad de una firma, pero aparcando esa intuición vamos a considerar dos cuestiones:

  1. La presencia de un elemento discordante no implica siempre falsedad.
  2. La opinión del técnico -habitualmente el restaurador que ha intervenido en la limpieza de la obra- es esencial para las valoraciones del perito calígrafo.

Este especialista nos va a proporcionar unos datos sobre la peculiaridad del soporte y de la técnica ya que estos nos van a determinar la relevancia de un género gráfico con respecto a otro; por ejemplo, las ceras, con una prensión cercana del útil, van a favorecer un mayor apoyo y por tanto, un calibre grueso; la composición acuosa y muy ligera de la acuarela propicia un trazado rápido y la pastosidad del óleo favorece la lentitud.

De entrada podemos detectar firmas falsas cuando se tratan de firmas torpes o idénticas, e incluso aquellas en las que se percibe un desconocimiento de la firma auténtica.

La falsedad documental es muy evidente cuando nos encontramos firmas que son resultado de un calco o han sido repasadas a carboncillo.

La imagen que aparece en este artículo reproduce una firma supuestamente atribuida a Nonell, sin embargo, el autor de la firma desconoce el apellido catalán y firma Korell, empleando, además, unas mayúsculas inusuales en este artista. Hay que añadir que – como veremos en otro post- el tamaño tan desproporcionadamente pequeño de la firma, suele ser habitualmente indicio de falsedad.

En líneas generales son indicios de falsedad las siguientes características no habituales en un determinado pintor:

  1. Retoques o manchas anómalas.
  2. Eliminación y repinte.
  3. Formas hipo o hiper estructuradas.
  4. Detenciones, trazos trémulos o fraccionados.
  5. Inusuales levantamientos de útil.
  6. Irregularidades no habituales en la línea de base.
  7. Cambios de dirección no justificados.

Insisto que estos rasgos escriturales deben considerarse como indicios de falsedad siempre y cuando no sean habituales u ocasionales por el artista.

En muchos casos, la edad avanzada o una enfermedad motriz u ocular pueden alterar el desarrollo espontáneo de la firma; por esta razón es fundamental un análisis exhaustivo de la evolución escritural de la firma del artista analizado.