Unos de los usos más habituales de la grafología es el estudio de la personalidad de los candidatos que se presentan a una selección de personal; una técnica útil y reveladora porque la escritura manuscrita no puede enmascararse sin que lo note un grafólogo.
El grafólogo se atiene al perfil solicitado y especialmente al estilo laboral de la empresa para comprobar si el candidato puede encajar en el equipo, algo fundamental en un proceso de selección.
Y como cada empresa tiene su quid y su quo, los grafólogos nos adaptamos a todo tipo de peticiones; en una ocasión, un empresario -muy dado a porcentajes- solicitó un porcentaje de uso de hemisferios de un candidato que iba a ser sometido a todo tipo de pruebas de selección.
Después de un día agotador, el candidato, cansado, había accedido a redactar una larga carta de motivación para trabajar en esa empresa, que, a esas alturas de la jornada, pocas o ningunas ganas ya le quedaban para trabajar allí.
Y con pocas o ningunas ganas aquel hombre se dispuso a escribir y claro, la letra dejaba mucho que desear, le faltaba fuerza y tensión; pesaba más el hartazgo que el convencimiento de que aquella carta manuscrita le iba a favorecer.
Así que, viendo su desgana le propuse este ejercicio tan sencillo y conocido: el divertimento de ir señalando las palabras con las que él se sentía más identificado.
O BIEN…ese hemisferio racional, organizado, metódico, preciso, prudente y un pelín obsesivo…
- Soy científico.
- Un matemático.
- Soy categórico.
- Soy exacto.
- Lineal.
- Analítico.
- Estratégico.
- Soy práctico.
- Siempre controlado.
- Un maestro de las palabras y el lenguaje.
- Realista.
- Calculo ecuaciones y juego con números.
- Soy ordenado.
- Soy lógico.
- Conozco exactamente quien soy.
O BIEN….ese hemisferio más irracional, apasionado, sensual, sensitivo, creativo, algo más caótico…
- Soy creativo.
- Un espíritu libre.
- Soy apasionado.
- Anhelante.
- Sensual.
- Soy el sonido de la carcajada.
- Soy agradable.
- La sensación de la arena debajo de los pies desnudos.
- Estoy en movimiento. Colores vívidos.
- Soy el impulso de pintar sobre el lienzo en blanco.
- Soy una imaginación sin límites. Arte. Poesía.
- Tengo la sensación.
- Me siento.
- Soy cualquier cosa que quiero ser.
Al final de la jornada, emergió ese hemisferio izquierdo predominante: su aplastante lógica y su capacidad de autocontrol le previnieron de la necesidad de redactar con corrección la carta solicitada.
Su hemisferio izquierdo se adueñó de la situación y escribió con la escritura fina, ligera, pequeña, clara, ordenada, tipográfica y aireada, tan propia del perfil técnico que estaba buscando la empresa.
Y sí, fue contratado.