Escritura muy grande
o MUCHO QUÉ MOSTRAR
o POCO QUÉ DECIR
Esto es lo que me planteo cuando veo una escritura grande o muy grande.
Los libros de grafología indican siempre un componente de histrionismo, vanidad o llamada de atención. Es lógico, cuando alguien quiere que se le oiga debe elevar el tono de voz, aunque lo ideal -dicen los expertos- es mantener un tono de voz incluso bajo para atraer la atención de los alumnos. Esta propuesta queda muy innovadora en los libros…sin embargo, es muy poco realista si quieres poner un poco de orden en una clase .
Veamos lo que sostiene Vels, en su Grafología de la “A” a la “Z”:
“Es un indicador de plenitud vital dinamismo y desarrollo psicofísico expansivo, amplitud y adaptación de las necesidades del yo a las condiciones del entorno, fácil contacto y comunicación del sujeto con su medio ambien el cual nutre sus aspiraciones sus apetitos y necesidades sin temores, sin inhibiciones importantes, sin recelos o actitudes defensivas, sin retracciones ni encogimientos. Al sujeto de escritura grande le parece que su entorno, las personas y todas las cosas que le rodean están hechas a su medida. En la escritura grande hay cierta tendencia al culto de la propia personalidad a destacar la autoimagen, a darle relieve y popularidad.”
Esta defininición podría aplicarse a MUCHO QUE CONTAR, mucho qué mostrar y mucho qué lucirse.
Sin embargo la escritura grande tiene otros matices:
En adolescentes y jóvenes su escritura grande te está diciendo, “Ei, estoy aquí! ¿alguien me ve?”, por eso, una escritura grande revela enormes necesidades o carencias afectivas.
En niños en cambio, lo habitual es una escritura grande porque no dominan ni los útiles escriturales ni la caligrafía.
Hay otros adolescentes que emplean una escritura anormalmente grande en los exámenes. Yo como profesora, me suelo fijar en el tipo de escritura de los alumnos -ya lo he comentado en otras ocasiones-, por ejemplo, aquel que hace una escritura ilegible para disimular que no sabe qué contestar o aquel que tacha mucho para que el párrafo que escribe ocupe más espacio y dé la sensación de que ha escrito mucho.
Algo parecido sucede en una escritura anormalmente grande en un examen: con poco contenido, los alumnos abarcan mucho espacio, y si el profesor está especialmente cansado de corregir, da por buena esa página inmaculada y ocupada en su integridad.
En otros casos como en esta postal de un familiar, la escritura es desproporcionadamente grande para el limitado espacio de la postal.
Entonces, ¿por qué la remitente escribe tan grande?
Sencillamente, tenía pocas ganas de explicar más cosas.