La grafología aplicada al ámbito infanto-juvenil es útil no sólo para detectar disgrafía o dislexia sino también para valorar la evolución madurativa del niño y el tipo de temperamento.
Este caso la escritura pertenece a un niño de 10 años con problemas de conducta.
La escritura se somete al análisis grafonómico y a la ponderación de las escalas de Ajuriaguerra y estas son las conclusiones.
a) Escala de Forma: valoración de 16 puntos: adecuación a la edad.
b) Escala de Motricidad: valoración de 21,5 puntos: la muestra escritural corresponde a la edad gráfica de 6-7 años.
c) Valoración final: valoración de 37,5 puntos. La edad gráfica corresponde a un niño de 7 años.
d) La escritura no revela elementos de dislexia.
e) La escala de disgrafía revela un Nivel alto de disgrafía: puntuación total 26/38 puntos (ítems: conjunto sucio, línea rota, línea fluctuante, palabras apretadas, mala calidad del trazo, letras retocadas, collages, choques, sacudidas, finales lanzados, irregularidad en el tamaño, zonas mal diferenciadas, letras estructuradas, formas imperfectas, demasiado grande, desproporción de zonas)
f) Predominio de movimiento (distorsiona la forma, altera el tamaño, desestabiliza la dirección de las líneas, provoca sacudidas)
g) Para dominar el movimiento la escritura adopta el gesto muy anguloso con cohesión hiperligada y puntos de unión que aumenta la tensión escritural y el cansancio motor.
h) Escritura muy repasada y rellenada, pero no hay relleno en óvalos.
La valoración de estos resultados destaca:
a) Déficit perceptivo-motor por lo que se recomienda visita al optometrista.
b) Inmadurez afectiva, temperamento nervioso y dificultad para el control de sus impulsos y emociones.
c) Comportamiento: irritabilidad, cambios de humor, vitalidad desbordante y en otras ocasiones inhibición y exceso de control, descompensación entre los deseos de agradar y el sentimiento de desamparo, necesidad de hacer bien las cosas para agradar y temor ante la exigencia y expectativas ajenas, mentiras, llamadas de atención, baja autoestima, desconexión con el entorno o ensimismamiento y deseos de autoafirmación de su propia identidad, que se manifiestan en rebeldía no manifiesta.
Todas estas reacciones son simples mecanismos que se suscitan como respuesta a una percepción de un entorno poco afectivo o cierta desatención. Recordemos que se trata de una percepción del niño que no tiene porqué ajustarse a la realidad y así hay que hacérselo ver a los padres.
Este tipo de informes pueden orientar la labor tutorial especialmente en niños recién llegados a un colegio, porque a veces, los profesores, no sabemos por donde empezar.
Super interesante el articulo!!!