Releo el libro de Ursula Avé-Lallemant, Las cuatro escuelas de la grafología alemana*, y como suele pasar con los libros cuando se vuelven a leer después de muchos años, se redescubren nuevas perspectivas.
El libro aborda las teorías de Klages, Pophal, Heiss y Pulver, y la introducción para la edición en lengua española de Beatriz Villamarín, apunta un dato esclarecedor: la situación política y social en la Alemania de las guerras mundiales, provocó una falta de revisión científica de las premisas grafológicas, algo que sin duda -añado- ha tenido secuelas en la aceptación de la grafología como técnica científica aplicada en la psicología:
«Tanto el desarrollo de una área del conocimiento como la eliminación de sus errores y las hipótesis refutadas debe realizarse con una discusión permanente de las teorías.
Sin embargo en el campo de la grafología la discusión sobre las teorías básicas nunca ha tenido lugar, no se cumplió con los pocos principios fructíferos de la década del 20 sino que más bien se la interrumpió por los sucesos políticos de Alemania.
A haber realmente existido 12 años de falta de libertad en los cuales representantes significativos del Grupo Klages adhirieron con reconocimiento enfático a la concepción del mundo en el Tercer Reich, por lo cual los autores grafológicos se avinieron a razones prácticas
Después de 1945 en general se continuó con una cierta vergüenza en la relación con el pasado, apareciendo cada vez más frecuentemente las confusiones de los recuerdos. La grafología se volvió de esta manera resistente a los debates. una consecuencia ulterior fue el crecimiento inflacionario del número de profesionales, pero que solo conocían los fundamentos en su materia desde un segundo nivel y además no se planteaban absolutamente la legitimización legitimación de sus interpretaciones.”
Avé-Lallemant expone objetivamente la vida y la teoría de Klages, omite valoraciones personales y le aplaudo, porque yo soy más visceral, y leyendo el planteamiento teórico y vital del grafólogo, entiendo también interpretaciones posteriores de quienes han ligado la grafología a esoterismo o pseudociencia.
La grafología fue para el alemán un medio de vida, porque en él primaba su visión cosmogónica y cosmológica del mundo, así lo expone la autora:
«Consideraba como tarea y obligación el anuncio de su visión universal de un principio espiritual destructivo extra-cósmico como adversario del alma cósmica»
«Con Shuler lo une una cosmología esotéricamente arraigada. Así declara completada su visión universal del fin del siglo en toda su obra hasta el fin de su vida. El Dios, espíritu y voluntad habría aparecido en el cosmos hace unos 5000 años con el propósito de destruir la vida existente. Para ese objetivo el hombre sería el lugar de las ideas como también el instrumento cuya célula viviente-la unidad cuerpo alma-sería disuelta para poder así utilizarla en sus esfuerzos en la destrucción del cosmos. la voluntad de los humanos se vuelve órgano Ejecutivo del espíritu metafísico de un Dios-Satán”.
La voluntad en el hombre es su directriz, y también es el factor fundamental a la hora de escribir; gracias a la voluntad el hombre puede modificar y embellecer la escritura, y darle forma; y es precisamente esta forma reflejo de la voluntad y también de la categoría ética del individuo; «la forma es, tanto en la naturaleza como en el escrito, expresión de vida, biosfera y elemento» y en base a ese nivel de forma, Klages elaborará unas tablas de polaridad, lo positivo y lo negativo y posibles combinaciones.
Klages entra a valorar la moralidad de las acciones del sujeto, introduce hasta 73 «interpretaciones de las inferioridades éticas», algo que seguirá defendiendo hasta el final , a pesar de su insostenibilidad. Y como grafóloga, me escandalizo, porque jamás podemos entrar a valorar la moralidad de una persona porque eso es enjuiciar su intencionalidad e intimidad.
Por tanto, al margen de estas consideraciones , de Klages hay que quedarse con la aportación del nivel de expresión; dado que: «El cuerpo es la apariencia del alma y el alma es el sentido de la apariencia del cuerpo» , la escritura es una manera de valorar ese nivel de expresión, algo que es único en cada individuo y que también lo había defendido Michon.
Sobre este nivel de expresión, el francés «trata de comprender los signos en prototipos y ordenarlos en grupos » -de ahí la tipología jaminiana-, en cambio el alemán, «atribuye el signo de la expresión al movimiento de la expresión, que alternativamente reconoce como desatado o tensionado.» y en función de esta polaridad y el papel de la voluntad define los tipos.
“La voluntad de las personas sería un órgano ejecutivo del espíritu adversario metafísico ¡del Dios destructor Jehová! aquí se muestra en la escritura de las personas quién estaría predispuesto hacia el Dios-Satán y que no es suficiente tampoco la calidad del bios de tal escribiente para resistirse al destructor del alma, siendo la explicación de las interpretaciones de inferioridad biológico-éticas que se encuentran en el sistema de tablas siempre del lado de las ligaduras.
No sé ustedes, pero leo este párrafo y no entiendo nada: qué tiene que ver Jehová, con la voluntad y menos con la escritura. Y como grafóloga, me escandalizo.
Avé-Lallemant sigue exponiendo la teoría de Klages y el pretexto de fundar la grafología como «ciencia de la apariencia» con esta frase elemental. «Cada actividad interna, en tanto no se le entremezclan fuerzas contrarias, será acompañada por su movimiento análogo: es es la ley básica de la expresión y de la interpretación»…
Y para no extenderme, reproduzco un resumen de la grafóloga alemana:
«Resumiendo el resultado del análisis, resultando los puntos más importantes de la crítica:
- Klages tuerce el extremo polar del movimiento de la expresión en percepciones antitéticas con una interpretación ideológica.
- Klages no ha creado una «ciencia de la apariencia» sino a los caracteres muy abstractos combinados con el producto de valores de un fenómeno escrito total.
- Klages agrega dos imágenes de valores de las personas, en las cuales, la segunda se halla en contradicción con su propia explicación haciéndolo poco creíble”.
Para acabar, la imagen del universo la he escogido, porque pienso que, muchas veces nos empeñamos en defender posturas con tanta radicalidad que esa tozudez resulta hilarante y ridícula frente a un universo tan infinito, que se escapa a nuestro entendimiento.
*La profesora Avé-Lallemant no menciona el estudio del FORMNIVEU y éste se merece un post próximamente, ya que nos alerta del nivel de expresión de una escritura y de si el escritor se conduce por sus impulsos vitales o por una imagen directiva.