Parece de Perogrullo, pero sucede con más frecuencia de lo que nos pensamos.
A una persona se le imputa una deuda en base a un documento en el que aparece estampada su firma; ésta valida el compromiso de devolver una cantidad a un tercero.
La persona no reconoce la existencia de dicha deuda, pero sí que es su firma la que rubrica el documento de préstamo.
En estos casos, la defensa puede proponer un informe pericial caligráfico para analizar si la firma de su cliente ha sido estampada en un documento en blanco.
Todos somos conscientes de lo que firmamos y de cómo firmamos, pero hay que imaginarse la escena: un amigo cita con urgencia a alguien, quedan por ejemplo, en una reunión con más personas o en un bar, con prisas y un montón de papeles encima de la mesa.
Ese “amigo” le pide que firme algunos documentos; quizás la falta de luz, las características del lugar, las prisas y cómo no! la plena confianza en el amigo, no le permiten fijarse en el contenido de lo que está firmando.
La puesta en escena es perfecta y el amigo, que ha interpretado su papel magistralmente, posee un documento que será la futura ruina del inocente.
¿Cómo detectar esa firma en blanco?
Existen indicios que revelan este tipo de manipulación documental, pero no pueden ser contundentes en las conclusiones –a no ser que sean flagrantes- ya que todo depende de la confección posterior del texto que acompaña la firma.
1. Si existe superposición de trazos, es decir si el trazo de la escritura del texto está superpuesto a algún trazo de la firma.
2. El análisis de la ocupación del texto y de las antefirmas. Es importante ver las distancias que existen entre la firma y su antefirma o la línea donde suele aparece el lugar y la fecha en la que supuestamente se ha redactado el documento.
3. En el caso de que existieran más hojas, sería aconsejable hacer un análisis comparativo entre todas las hojas para comprobar la coincidencia en: la intensidad de color en la impresión, la calidad de la tinta, la adecuación de tabulaciones, los márgenes, la tipografía o los espacios interlineales.
4. El tamaño y la proporcionalidad de esa firma con respecto al papel; una firma estampada en un espacio en el que no existen otras referencias textuales suele cambiar de tamaño.
5. La homogeneidad de la firma con respecto a otras firmas coetáneas; puede darse el caso de que ese “amigo” hubiera guardado una firma en previsión de utilizarla con posterioridad.
Como siempre el Juez tiene la última palabra y valora las conclusiones del perito según la sana crítica, y mejor, porque en una ocasión la firma no cumplía con estas características de firma en blanco y sin embargo el gigoló de turno reunía todas las circunstancias que probaban que se había aprovechado de unas ancianas necesitadas de atención.