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En ocasiones el peso de la prueba en un proceso de expertización de una obra de arte recae en la pericial caligráfica.

Esto sucede cuando, por ejemplo, la firma constituye la esencia misma del objeto, véase por ejemplo, una rúbrica estampada en una postal, una servilleta o en la primera hoja de un libro; una dedicatoria, una firma o una fecha constituyen objetos de gran valor.

Esta circunstancia ocurrió hace ya 15 años -cómo pasa el tiempo- cuando al equipo de expertización de una empresa certificadora de España, le llegó una consulta muy peculiar: emitir un informe de una firma atribuida a ANDY WARHOL.

El objeto preciado se limitaba a un documento cartón en el que se había estampado una flor y una firma. El documento se me facilitó a través de una reproducción.

Mala cosa.

No empezamos bien.

El intermediario juró y perjuró que había visto el original y que la reproducción era fiel a la obra original.

Así que manos a la obra.

Las conclusiones fueron clarísimas:

La coincidencia se observa no sólo en la similitud gráfica en la forma, tamaño, proporción, velocidad, inclinación y composición, sino en otras características grafonómicas, consideradas como contraseñas particulares o gesto tipo:

  • El tipo de presión irregular especialmente en plenos y perfiles, la conducción del trazado, la trayectoria de la mano y la prensión del útil; finales acerados y arranques redondeados.
  • La proporcionalidad interna de la caja de escritura y la tendencia a hacerla ensiforme.
  • La dirección de la caja de escritura predominantemente horizontal con sinuosidades.
  • La desproporción entre la inicial del nombre y la inicial del apellido.
  • La distancia entre las letras, especialmente entre la inicial del apellido y la siguiente vocal.
  • Los pequeños gestos como en la ejecución de las vocales como la letra “o”, la ejecución de óvalos estrechados y ovoidales, el tipo de inflados en las hampas y la prolongación de las jambas.
  • La cohesión ligada y yuxtapuesta de las letras con ausencia de choques o irregularidades, con enlaces curvos y hábiles, angulosidad en zona media etc

 

Desde el punto de vista de la pericial caligráfica, la cuestión estaba clara: la coincidencia grafonómica y el cotejo grafotécnico no dejaban dudas.

Sin embargo, la limitación del informe era evidente: el análisis se había realizado a través de una reproducción, hecho que no es garantía de la real existencia del objeto.

Por eso, ¿era realmente una firma original auténtica? o ¿era el resultado de un copy-paste?.

Desconozco cómo acabó esta historia. Nunca lo sé, porque me limito a emitir un informe y no participo en ningún tipo de porcentaje en la posible transacción.