Hace ya unos días encontré estas firmas estampadas en un caja eléctrica exterior.
Me llamaron la atención dos elementos gráficos:
1.- La primera firma tiene un trazo menos entintado.
2.- La regularidad grafonómica y la identidad gráfica entre las cuatro firmas.
En cuanto al entintado: siempre cabe esperar que el útil escritural vaya desgastándose a medida que se va utilizando, de forma que la última firma habitualmente está más desgastada que la primera.
Otra causa de este escaso entintamiento inicial es la altura de la persona: si el grafitero es de una talla baja, el movimiento extensor es más costoso, y por tanto, el entintamiento es menor.
Pero esta hipótesis debería descartarse por un hecho que Sollange-Pellat lo justificaría diciendo que de alguna manera ese esfuerzo por mantener la escritura dejaría algún rastro en el trazado, sin embargo no es el caso, porque la primera firma se estampa con espontaneidad, sin rigideces ni hipoescritura que pudiesen justificar una posición anómala escritural.
Entonces, ¿por qué este escaso entintamiento?
La respuesta es sencilla: el útil escritural hacía tiempo que no se utilizaba y al principio de escribir la punta sigue seca y va ganando entintamiento a medida que se va utilizando.
De este hecho se deduce que nuestro grafittero llevaba un tiempo sin firmar con este rotulador.
En cuanto a la coherencia entre las cuatro firmas, es sorprendente la identidad grafonómica en todos los niveles:
- la forma y sus proporciones,
- la inclinación de la inicial,
- el arranque izquierdo de la vocal O,
- el choque entre las letras,
- la línea de base convexa,
- la tilde ascendente de la T con gancho final,
- el lazo en la arcada de la N…..
Este es un ejemplo muy claro, clarísimo de identidad escritural que se ha logrado porque las cuatro firmas se han ejecutado en el mismo momento, en el mismo lugar y a reglón seguido.
Aún así, dice mucho, a nivel grafológico del carácter impulsivo de este graffitero diestro.
Habitualmente los peritos no nos encontramos ejemplos tan claros, la vida va siempre más cargadita de matices.